miércoles, 6 de mayo de 2009
A cada paso que doy, creo ver soledad, solo se necesita fuerza para salir de ella
Acostumbro a estar sentado en una esquina y observar el ambiente de la ciudad, observo a la gente apurada que apenas toman su café y salen urgidos por una pesadilla desconocida y constante.
Suelo mirar y dejar que el pensamiento vague alrededor de las calles y de las personas es así como descubro a la gente sola, como encerrada en si misma, como si esperara algo o a alguien: quizás alguna noticia, quizás el encuentro con un viejo amor o simplemente un sueño que le permita afrontar las horas y la vida y así ir modelando los valores de cada uno.
Y me parece leer en esta gente sola como una lejana tristeza, un
dejarse estar en esos náufragos de la vida.
Personajes que me recuerdan a los que a veces veía sentados en un bar, bebiendo un café o simplemente leyendo en diario, tal vez su única compañía.
Se me antoja, al ver a esta gente solitaria y como desvelada, que se parecen a un remanso o a islas de esperas imposibles.
Causa pena la soledad del hombre en medio del fárrago de las ciudades.
De ese ser que esta solo y espera, porque sabemos muy bien que la vida es una larga espera, hasta que nos vamos a lo mejor sin haber encontrado respuestas a nuestros sueños.
Y me pongo a pensar e imaginar si ese ser que esta solo y la soledad se le escapa de los ojos, no es un poeta garabateando en su mente, unos versos para el recuerdo, una carta de amor o quizás una despedida final.
Hasta quizás sea un periodista aguardando la gran noticia o alguien que teniendo escasos centavos en los bolsillos, quiere canjear sus sueños.
A veces observo a una mujer que une a la soledad una lejanía de
sueños pasados.
O se me ocurre que es una mujer que ha perdido todos los trenes y también el último beso.
Y alguna joven que tal vez, como la Cenicienta, esté aguardando el Príncipe azul.
Veo solitarios que queman sus cigarrillos como esperando ver surgir desde las cenizas un ave que les acompañen en su soledad.
¿No será que a veces el hombre se vuelve casi una sombra?
Ese camino fantasmal que se abre hacia el viaje final, cuando ya
perdemos todo.
Hombres y mujeres en soledad. Un Mundo pequeño y denso girando en cada rastro, en cada actitud ante la vida.
Y así, es como cada uno de nosotros en un momento de nuestra vida descubrimos, sentimos, y captamos la soledad, nuestra amiga que siempre está.
Pero siempre debemos tener fuerzas para salir de ella y mucha confianza en nosotros mismos, creer en nuestra fe y saber que siempre hay alguien que nos esta esperando.
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